El monstruo compositor

El monstruo compositor, por Sir Alexander Percy Blake

Lo único que pasaba era que su mente
era un monstruo compositor, sin
más propósito ni agenda que el ritmo
y el efecto morfológico de aquello que componía.

De esta manera, creaba unos muebles,
unas paredes, la sugerencia de “adentro” y
el sujeto se sentía en una habitación.
Si los muebles y lo demás ya había sido
usado anteriormente, entonces era un lugar conocido
y hasta familiar; sino, no.

El compositor ponía presión en el ritmo
a cualquiera de sus trabajos, y entonces
el sujeto sentía apremio o tensión o ansiedad.
Esto lo probó en muchos de sus proyectos:
“camino de tierra en el bosque”, “tren interurbano”,
y hasta en “un baño relajante del viernes por la tarde”.

El monstruo compositor había sido siempre muy
considerado con el sujeto: cuando introducía en alguna escena
alguna cosa como un perro sanguinolento que se
echaba encima o el cuerpo tibio y sin respiración de un niño,
luego siempre hacía entrar el despertar, y la composición
quedaba en una pesadilla.

Pero un día probó otra cosa: combinó pocos pero
muy horribles elementos, y no terminó su diseño
con algún despertar. Fue cruel… compuso una tragedia…

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