“Especial”

Cada molécula de realidad porta y merece belleza.
Todo momento (no cualquier momento) es un momento especial.
No se puede vivir (o al menos no vale la pena), esperando a que “eso” pase; con toda seguridad eso YA está pasando.
La identidad es algo que se performa permanentemente (somos un teatro que camina, nuestra identidad es nuestra obra, y dicho edificio no se desmonta entre función y función). Está todo el tiempo y es la identidad la catalizadora de lo bello.
La belleza es algo inoculado en el mismo acto de respirar: es siempre, por más que sordos y embalsamados solo a veces la percibamos.
Lo especial es permanente y constante; quienes esperan a vivirlo de vez en cuando se fuman el 99% de su vida…