¿Qué es el diálogo?
Saber qué es algo no significa necesariamente saber cuál es su naturaleza.
Todo el mundo sabe lo que es el diálogo, pero muchísimos menos saben cuál es su naturaleza.
Si trabajás en dinámicas dialécticas de comunicación, no alcanza con responder la pregunta del título diciendo: “bueno, es cuando dos personas se ponen a hablar…”, de la misma forma que a un médico no le alcanza para curar una gripe, conceptuarla como “bueno, es cuando una persona se pone a estornudar…”
A continuación, una breves notas sobre la naturaleza del diálogo…
1- El diálogo es un objeto que necesita de la tensión, necesita del tono (en términos de tono muscular) para no venirse abajo por hipotónico ni crisparse, entumecerse de hipertonía.
2- Es un flujo, un caudal que debe ser cuidado para que no se seque ni se desborde.
3- Es una herramienta de conocimiento (del otro por mí y de mí por el otro).
4- Es una herramienta de presentación (a través del diálogo cobra vida la presencia de una identidad).
5- Según su definición estándar, el diálogo (del gr. διά [diá, a través] + λόγος [logos, palabra, discurso]) es una modalidad del discurso oral y escrito en la que se comunican entre sí dos o más partes; es decir que es un dispositivo que hace que al menos dos partes se toquen, se comuniquen. Se dialoga para llegar al otro.
6- Es una estructura -como cualquier cosa en la realidad que pretendamos que tenga que ser comprendida, sea esto lo que sea- que posee un ritmo que pesa tangiblemente en su identidad.
7- Es una transacción que recuerda -por la sensibilidad de su dinámica- la volatilidad de los mercados de valores, en los cuales la “simpatía” entre los actores participantes modifica a veces drásticamente la tendencia general.
8- Es un organismo en donde cada dialogante es un órgano, y como tal, cumple una función. Puede haber tumores, quistes, y otras anomalías en la figura de quienes hablan, como también estimulantes y factores de relajación. El diálogo tiene un ritmo respiratorio estructural (que se efectiviza en el volumen, en la dinámica, en el flujo) y necesita por tanto siempre de niveles mínimos de aire, para que sus pulmones no colapsen.
La visión orgánica y organicista del diálogo nos permite comprender que posee un sistema esquelético y órganos, funciones básicas y superiores, que hay una diferencia de complejidad entre el diálogo y socialogue o diálogo social, tanto como la hay entre un unicelular y un caracol: se dan las mismas funciones básicas en los dos (ambos comen, mueren, desechan, se reproducen, se basan en la cadena de carbono), pero se presentan con mayor complejidad en el segundo.
En el socialogue es más difícil lograr resolver la negociación, ya que todo es múltiple (objetivos del diálogo para cada hablante, cantidad y tipo de hablantes, objetos que cada uno aporta para socializar, etc). En el diálogo es más sencillo que la negociación que marca su identidad se resuelva de alguna forma (es fácil ver si se trata de una discusión, una conversación amena, detectar su ritmo, objetivos…)
El contexto es en el diálogo un depresor de rupturas (gracias al contexto podemos llegar al consenso más fácilmente; si estoy en un velatorio, ese contexto se impone y reprime la mayor parte de posibilidades dialécticas: centra a los hablantes en un marco más o menos estandarizado, codificado), a la vez que un proveedor de significados que enriquece y posibilita la comprensión de los productos de ese diálogo.
Creo que el diálogo es todo esto y probablemente mucho más; de aquí la seriedad y la reflexión que demanda sentarse a diseñar la intervención en uno…
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