Fractalogue – Post-digital media
Qué es.
La esfera post-digital está conforma por una serie de dinámicas que recuperan la instancia física, sin abandonar la capacidad extensora, potenciadora de los medios digitales (y particularmente de los medios sociales).
OK, por favor: de nuevo que no entendí nada.Todo bien, es fácil, ocurre que para poder dármela de tipo que sabe un montón, tengo que decir cosas raritas y de forma oscura, sino, ¿a quién engaño?
Vamos de nuevo.
Post-digital es toda propuesta que se desarrolla en el mundo físico -más allá del metafórico universo de las pantallas-, pero no haciendo de cuenta que lo digital nunca ha existido, sino incluyéndolo y superándolo. E insisto: haciendo uso en particular -aunque no excluyentemente- de los social media.
Vaya un ejemplo para que encajen todas estas piezas:
Hace ya bastante tiempo, una marca de comida para perros llamada GranataPet, lanzó una campaña: la GranataPet SnackCheck.
La idea es muy simple: la marca contrató una serie de vallas que estaban a la altura de los transeúntes, y en las que podía verse el producto que estaba siendo presentado. Desde allí también se invitaba a quienes estuvieran paseando con su perro, que hicieran check-in con Foursquare en esa precisa localización (creada con anterioridad, obviamente).
Al hacerlo, la propia valla liberaba una pequeña cantidad de producto en un recipiente -a la altura del perro- haciendo posible una prueba del mismo por parte del principal interesado.
Esta dinámica es post-digital: combina el uso de tecnología digital (una app en un móvil localizándome vía GPS) con una instancia física, que puedo tocar y oler y, si soy un perro, también degustar.
En este caso preciso también existe la capa social, ya que esa experiencia puede ser compartida con mi red de contactos de Foursquare y de las plataformas que yo tenga asociadas a esta última.
Por qué nace.
Los post-digital tiene en mi opinión dos ejes de generación; uno estructural y otro coyuntural.
El estructural tiene que ver con la evolución del mundo digital, que nos plantea que quedarnos de un solo lado de la pantalla -sea esta la pantalla que sea-, y pretender que TODA la experiencia se desarrolle allí, ya no alcanza.
Cuando somos pequeños, jugamos a que somos bomberos, a que conducimos coches y a que viajamos a lejanos países, pero cuando crecemos, efectivamente terminamos trabajando de bomberos, conduciendo coches y viajando a lejanos países.
La evolución de los medios digitales es un caso paralelo: la experiencia digital (sin el “post”) me podía llevar a ganar, mediante alguna acción online, un icono de una taza de café -con el acostumbrado “enhorabuena”-, pero cuando la gracia de ganar un manojo de pixeles se esfuma, llega lo post-digital y lo que pone en mi mano es un café de verdad (con “de verdad” quiero decir: que se puede beber, que se puede oler y que si me lo vuelco encima me lamentaré de que no fueran pixeles.)
Esto es lo que hace Starbucks al utilizar -de nuevo- Foursquare y posibilitarnos ganar algo haciendo check-in en alguno de sus locales. Es una acción de lo más básica, pero es post-digital.
El eje coyuntural por el que nacen las dinámicas post-digitales -es hasta subsidiario del primero- y se relaciona, aunque sea indirectamente, con el proceso conocido como “fatiga social”.
Muy sintéticamente, la fatiga social (entendiéndola, claro, en el ámbito de los social media, no de la familia de tu pareja) es un proceso que viven los usuarios intensivos, al darse cuenta de que han creado un grafo social demasiado demandante para ellos.
Cuando un usuario ha tejido un grafo con demasiados nodos (contactos) y estos le demandan demasiada actividad específica (responder mensajes, agradecer menciones, aceptar pedidos varios, etc.), cae en una suerte de fatiga, que lo aleja -momentánea o permanentemente- de esa situación.
Lo post-digital, por la propia limitación que impone la instancia física por un lado (no puedo visitar físicamente 100 lugares en unas horas, ni puedo hablar personalmente con cada una de 500 personas en un día), y su propia naturaleza (sus objetos son en parte físicos: las comidas para perro, los cafés) representan una suerte de oasis a lo mera y puramente simbólico (pokes, likes, badges, etc.).
Cómo entender la esfera post-digital.
A la hora de plantearse si este grupo de dinámicas que unen lo simbólico digital con la instancia física es pertinente a nuestro objetivo, hay dos preguntas que nos serán de mucha utilidad:
1- quien convoca -la marca- ¿vende cosas (en el sentido de “objetos físicos”) o se encuentra necesariamente en un lugar físico determinado?
2- quien recibe la convocatoria -los usuarios- ¿utilizan medios digitales y/o han construido grafos sociales?
Si la respuesta a ambas preguntas es “sí”, la esfera post-digital, a priori, es pertinente.
Si la respuesta a la primera pregunta es “sí” y a la segunda es “no”, lo post-digital no es una opción directa, por decir poco.
Si la respuesta al primera pregunta es “no” y a la segunda es “sí”, lo post-digital, es posible, aunque tal vez no apunte al core del negocio de esa marca.
Estas dos preguntas no son naturalmente excluyentes, sólo orientativas; la creatividad nos ha enseñado ya demasiadas veces, que siempre puede existir una idea cuya trayectoria nos demuestre que algo se puede, cuando pensábamos que no.
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