la religión del yo
Lester, fundador junto con Fester de la agencia de marketing Lester&Fester para la que trabajo durante 4 horas todos los días (o noches), me encargó diseñar -o re-diseñar, perfeccionar, diría yo- la Religión del Yo.
En su despacho con 0% de azúcar pero todo el sabor, me dijo:
“Estimado Sleeping, sabrá usted que el nuevo ídolo de la masa es ella misma. Bien, dentro de este onanista “culto de mí mismo” en donde toda la población humana tiene mágicamente algo que decir y luce una recién estrenada identidad, debe usted orquestar una nueva estructura religiosa”.
“Recuerde que nuestras marcas, quiero decir, las marcas para quienes trabajamos, deben ocupar el lugar del cura de barrio; serán ellos los embajadores de Dios -es decir, de la propia gente-, de manera que serán los que intermedien su inteligencia”.
Antes de retirarme y ponerme a trabajar en este nuevo proyecto, Lester me preguntó: “¿Sabe a quién me gustaría reservar el lugar del Papa?”, pensé un segundo y le respondí: “¿a Lester&Fester?”, y él, luego de una carcajada, me aclaró: “No amigo durmiente, no nos toca tanto…”
En ese momento, pisé un escalón que era en realidad una enorme tecla de piano y desperté; justo para escribir esto…
Ahora, ¿quién quiere Lester que sea el Papa?
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