ahora
Ayer (jueves 25) a última hora estaba depurando un poco la cuenta de Twitter del Socialmediamad -con vistas al primer twitterminary- y me enteré de la muerte de Michael Jackson.
Honestamente no es que me haya conmocionado demasiado la noticia, pero al buscar información en medios locales españoles y argentinos (siempre online), noté que el suceso aún no había sido registrado.
Instantánemente reflexioné que lo mismo me había pasado con las elecciones en Irán, “el affaire” del gobernador de Carolina del Sur y el accidente aéreo de Air France; primero me enteré en Twitter.
Y lo que hice inmediatamente después de enterarme en todos los casos, fue ir a buscar más información, para lo cual “salí del ambient-media” y me metí en la web más tradicional.
Y esta operatoria me hizo reflexionar nuevamente acerca de lo que podríamos llamar “real-time news” o “ambient-news”: al menos hoy, una cosa es presencia y otra profundidad. Como en la vida no mediática, una cosa es el “aquí y ahora” y otra el “background”, todo lo que hay detrás de esa cristalización momentánea.
La idea de “ahora” (cada vez más desvinculada de la idea de “aquí”, de “lugar”) es el espíritu que le da razón de ser a todo lo que lleve por nombre “real-time”. Y el ahora tiene la potencia y la frescura de la presencia, pero posee algunas carencias.
Pensemos en que vamos caminando por la calle y nos encontramos el brazo de una muñeca; en ese preciso momento lo miramos y por un lapso de tiempo ocupa nuestra atención, dejando un poco de lado aquello en lo que veníamos pensando. Si percibimos su presencia y realmente llamó nuestra atención, es lógico que pensemos cosas como “¿se le habrá caído a un niño hace poco?”, “¿alguien lo habrá tirado?”, “¿de dónde salió ese brazo?”. Y todo intento de responder esas incógnitas será dirigido hacia una comprensión que supere el ahora; será una búsqueda de información que le dé profundidad es ese hecho.
Lo mismo que sucede con las ambient-news en Twitter.
Un caso que puso de manifiesto uno de los límites más serios de esta estructura de difusión lo vimos con el virus N1H1, gripe porcina, influenza A o swine flu. Hacer un seguimiento por Twitter de la evolución de esta enfermedad fue imposible: demasiadas fuentes de información, demasiada diversidad de formas, rigurosidad y criterios informativos hicieron que si querías saber qué pasaba con esta gripe fueras al site de la Organización Mundial de la Salud.
Entonces, ¿qué forma tiene el ahora?
Un excelente ejercicio no sólo creativo, sino básicamente cognitivo es el de intentar ponerle forma, imagen, a los procesos, conceptos o situaciones que son invisibles.
Los mapas (Rusia es invisible aún teniendo los pies sobre una calle de Moscú), los espejos (nuestra cara tiene forma para todos menos para nosotros) y los gráficos (¿quién es capaz de “ver” el crecimiento de una empresa?) son muestra suficiente de que “ponerle forma” a algo es muy útil para llegar a conocerlo.
El ahora tiene forma de niebla: es casi inmaterial, imposible de envasar, se experimenta respirándolo, es frágil, es translúcido y es efímero. No hay dos “ahora” idénticos y quienes mejor lo entienden son aquellos que actúan como la araña en el centro de su tela: se dedican a conectar todo su sensorio con el ambiente que los rodea…
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