Quienes se llaman intelectuales, creativos y artistas.

Realmente hay algo repelente en quienes se llaman a sí mismos intelectuales, creativos o artistas.
No pasa nada cuando a alguien otra persona lo define de esa forma; el problema es la utilización de estas definiciones para aplicarlas a uno mismo.

Al hacerlo, la persona asume una postura arrogante por defecto y a la vez defectuosa.
Estas 3 definiciones son demasiado imprecisas a la hora de señalar lo que hacemos, pero muy claras al momento de exponer “categoría”: si digo que soy un intelectual no es como si dijera que soy un carpintero o un ingeniero; lo que en realidad estoy diciendo es que soy superior.
Cuando digo ser creativo lo que digo es que soy especial, y cuando digo ser un artista, estoy diciendo que tengo talento.
Las 3 son cosas que deberían decirlas siempre terceros, y nunca alguien de sí mismo.

Existe una dinámica sumamente nociva como consecuencia de esto: cuando alguien se apropia de rasgos comunes a la especie, deja afuera a otros de manera arbitraria en relación a esos rasgos.
Colabora en la creación de una casta que termina desarrollando código y pertenencia identitaria de, nuevamente, características que tenemos todos por el solo hecho de ser personas.
Me molesta el tipo que dice ser intelectual, porque no existe una sola persona en el mundo ni ha existido en la historia, que no usara de alguna forma el intelecto.
De la misma manera es imposible ser humano y nos ser creativo, ser humano y no tener talentos, ni algún tipo de sensibilidad, ni verse tentado de producir alguna forma de belleza.
El intelecto, la creatividad y el arte deben ser puestos en práctica por todos -y de hecho lo son-, y no transformarse en argot, maneras ni lecturas exclusivas para unos pocos.
Las 3 son pulsiones primordiales y dispositivos de supervivencia, no tatuajes distintivos de 3 bandas de ladrones.

Lo que percibo en quienes se llaman intelectuales, creativos o artistas, es una inmensa inseguridad, y un gran agujero que deben vestir con un título.
Se ven impelidos a separarse de los demás y encaramarse en algún estatus, porque sin esa definición -más que sin esa práctica- no serían “alguien”.
Al menos para mí, los intelectuales, los creativos y los artistas que cuentan son los que antes de pensarse el título, lo que hacen es ser ellos mismos de manera intensa, haciendo esas cosas.
Hacen lo que hacen no para ser algo, sino porque de dejar de hacerlo, no serían quienes son.

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