Nosotros
Una de las cosas que nos caracteriza como especie (aunque no me sorprendería descubrir algún día la noticia de que no somos los únicos), es nuestra necesidad de nombrar y nuestro copioso ejercicio de la nominación.
Les ponemos nombres a las cosas; no a todas -infinidad de cosas no tienen nombre- pero sí a aquellas que nos sirven para algo, sea esto lo que sea.
Hay gestos que hacen los bebés que no tienen nombre, hay cosas muy pequeñas que juntamos al barrer que no tienen nombre, hay dolores y sensaciones y formas y colores, hay situaciones y estados y hasta partes de nuestro cuerpo que no tienen nombre.
Pero cuando llega el momento en que eso que no tiene nombre comienza a servirle a alguien para algo, aunque imposible y elusivo, ese alguien le pone un nombre.
Nombramos lo que nos es importante.
Y si eso nos es muy importante, lo nombramos muchas veces, quiero decir, con muchas palabras.
Es ya un tópico señalar que los esquimales tienen muchos vocablos en relación a la nieve, tanto como los beduinos alrededor del camello.
Pero todos los seres humanos, en diversidad de idiomas, tenemos muchísimos términos para nombrar la asociación entre personas, para ponerle nombre al nosotros.
Me sorprendí ayer rastreando términos afines a “grupo” (y doy por descontado que no los encontré a todos).
Sólo en castellano di con:
club, cofradía, organización, asociación, iglesia, secta, logia, escuela, colegio, congregación, gremio, sociedad, agrupación, cabildo, círculo, ateneo, corporación, comunidad, colectivo, sindicato, audiencia, academia, corriente, conciliábulo, junta, alianza, liga, pacto, unión, federación, consorcio, hermandad, mancomunidad, cuerpo, movimiento, partido, clan, fracción, orden, clase, género, familia, rama, batería, escuadra, facción, regimiento, ejército, plantel, sección, serie, tribu, equipo, pandilla, bando, camarilla, dotación, cámara, tripulación, panda, peña, reunión, compañía, mutualidad, cooperativa, conjunción, germanía, pósito, cisma…
Somos tan sumamente gregarios que tenemos decenas de términos para detallar el nosotros; y nos sorprendemos más con esto que con el caso de los esquimales o los beduinos, por la exagerada creencia en nuestra individualidad, por creer ser desvinculadamente de los demás.
Me pregunto siempre si de existir una sola persona en el mundo, esta desarrollaría identidad, sentiría la necesidad de un nombre propio o al menos de la palabra “yo”…
(imagen: ©Anders Krisár)
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