La sociedad se protege de los innovadores

Black Mass – Alfred Kubin, 1905

La sociedad es acuerdo y el acuerdo, para ser, necesita estabilidad entendida como no-cambio. La crisis del acuerdo se da precisamente cuando quien acordó una cosa cambia luego de opinión.
Se suma a la estabilidad necesaria del código, el hecho de que los promedios son conservadores y no innovadores.
Los grupos se equilibran en la media de sus integrantes; por eso el cuerpo social anda mientras el individuo corre.
Esta especie de pulido de las asperezas que genera la presión del promedio, termina funcionando como una especie de mecanismo de defensa de la sociedad frente a los desequilibradores.
En primer término el grupo rechaza al desestabilizador por regla, y luego lo somete a una cámara lenta en el tiempo: “mañana veremos”, “las prisas no son buenas”.
Como elemento solidario a este filtro anti-cambio, encontramos que es muy inusual que el innovador sepa escalar socialmente su producto.
El diferente pocas veces es capaz de convencer al resto de que es uno de ellos, para eludir así la desconfianza por reflejo.
De un lado tenemos a un grupo reticente y desconfiado, fácilmente estresable, y del otro a gente rara que por orgullo de pertenencia, por identidad y hasta por falta de empatía con la media, a menudo no sabe cómo introducir el cambio que es capaz de imaginar y de producir en un laboratorio.
Este efecto de ruptura entre grupo e individuo, esta membrana que tiene la sociedad para conservarse igual un día más, genera en el innovador la idea de ser un incomprendido, idea tan común en los estimulados por el cambio.

Todo esto, afortunadamente, no llega a equilibrarse nunca: ni el grupo logra anular al molesto inadaptado ni los innovadores consiguen romper todo todo el tiempo, de manera que estos últimos siguen imaginando variantes y pretendiendo que los demás las adopten, y el grupo sigue bloqueando, limando y metiendo en almíbar al cambio.
Cuando una vez cada tanto aparece el individuo que comprende cómo escalar, cómo engatusar a la masa para hacer algo diferente y no morir de estrés al hacerlo, todos dan un paso más o menos rápido hacia algún lugar.
También es cierto que ese que entiende cómo convencer al grupo de algo nuevo, suele no ser el mismo que imaginó por primera vez la novedad…

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