Localizar las ideas
Tomar notas es como sacarle fotos a pensamientos: intentamos que ese concepto, que esa idea, que ese punto de vista no se nos olvide antes de que haya hecho su pequeño tatuaje en la corteza.
Cuando se toman notas, tan importante como tener acceso inmediato al soporte que las captura (grabándolas en audio, fotografiándolas, grabándolas en video, escribiéndolas, dibujándolas, volcándolas a soportes físicos o digitales), es tener alguna estrategia de recuperación de las mismas: no poder volver a ellas eficientemente es casi lo mismo que no haberlas tomado.
En mi experiencia personal, lo más eficaz es utilizar alguna plataforma cloud, en donde pueda anidar notas en grupos (llámense carpetas, libretas, etc) y pegarle luego etiquetas.
Que sea cloud garantiza el acceso desde múltiples dispositivos, y que pueda generarse estructura (categorías, conjuntos de notas) como así añadirle tags, facilita la recuperación de las mismas.
Pero aún siendo lo más eficiente este tipo de notación y archivo, en mi opinión no es lo mismo escribir unas líneas desde un móvil que hacerlo directamente sobre un papel.
No sólo porque el soporte es muy distinto en las consecuencias del tratamiento posterior de la nota (el papel no es “searcheable” ni “copy-pasteable” y los dispositivos digitales escriben todas las letras “e” de forma idéntica), sino porque la escritura física permite cierto tipo de captura que la digital casual no.
Y muchas veces, necesitamos de ese otro registro.
Actualmente tengo “vigentes” (en uso diario) unas 20 libretas físicas, entre muy pequeñas, pequeñas y grandes, de hojas lisas, rayadas o cuadriculadas, de papeles de diferente tipo y gramaje y de marcas distintas.
Como intento en lo posible no mezclar identidades generativas ni temas, no me resulta tan complicado recuperar las notas, pero la cantidad evidentemente atenta contra el control que me gustaría tener.
Muchas veces deben cooperar varias identidades para generar un contenido, otras veces la temática es, más que algo aparte, una derivación o variedad de alguna preexistente, y en otras oportunidades tengo que continuar una línea en varias libretas, al irse acabando el papel.
Si a esto sumo que por más que sean 20 las más vigentes, éstas pertenecen a un pool de unas 100 que con una frecuencia menos intensa siguen en rotación, más todo lo volcado en plataformas como Evernote, artículos en estado de “draft” dentro de WordPress, cosas volcadas en variedad de apps (tanto desde el móvil como desde tablet), cosas tiradas sobre papeles sueltos y varias aplicaciones de escritorio, muchas veces recuperar una nota, una idea, un recordatorio, es un trabajo exagerado.
Todo esto hace que llegue a perder la noción de en qué lugar puse qué cosa, por lo que mi problema más importante en relación a tomar notas y verlas luego, es evidentemente la recuperación de las mismas.
Algo que estoy haciendo desde hace relativamente poco, es escribir directamente sobre mapas. Sé que parecerá ridículamente obvio, pero escribir una idea sobre una esquina, una ciudad, un país o un océano que guarde alguna relación -aunque meramente personal- con la propia nota, hace que la recupere casi tan rápido como si esta fuera digital.
En la imagen de este artículo, hay cuatro ejemplos de esto que digo (de izquierda a derecha y de arriba abajo):
– Una idea de desarrollar grillas de diseño editorial que describan una secuencia animada. La idea es muy sencilla: en lugar de cuadros cinematográficos de generen una animación frame by frame, usaríamos páginas que mostrarían cómo paso a paso los bloques de texto y las imágenes se van desplazando poco a poco, de página en página.
Esta idea la escribí sintéticamente, sólo para no olvidarla, sobre el Océano Pacífico, ya que escribirlo sobre el agua me hace recordar el dinamismo de la propia idea
– Un pensamiento acerca de la diferencia que existe entre “estar vacío” y estar “full of nothing”. Relacioné este pensamiento con un elefante (que me recuerda lo de “lleno”, “full”) suelto en Hyde Park (aquí el truco tiene doble articulación: el lugar geográfico, un lugar vacío en la ciudad como lo es un parque, en combinación con un símbolo puesto sobre él -el elefante-)
– Una idea para desarrollar en forma de artículo: El hambre, ¿subleva o subordina?. Lo escribí sobre el barrio londinense de Notting Hill, recordando las repetidas revueltas sociales que tuvieron lugar allí
– Por último una observación que señala la relación entre el entrenamiento -del tipo que sea-, la generación de estándares y la suspensión del pensamiento analítico, escrito sobre la Federación Rusa, que me recuerda el desarrollo de esta cultura en la danza, la gimnasia, su pasado soviético, etc, donde el entrenamiento y la producción de estándares estuvo tan desarrollada.
Ahora, al querer recuperar estas ideas para ponerme a tratarlas extensamente, me resulta muy sencillo saber dónde están: sólo tengo que ir al Hyde Park, a Notting Hill, al Océano Pacífico o a Rusia.
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