el barniz lógico

La masiva mayoría de nuestra inteligencia es antigua; sólo una ínfima porción es lógica en términos estrictos, y muchas veces únicamente la usamos para explicar o justificar a la primera, que es la que realmente manda (en términos de definir decisiones).

Nuestro cerebro, como parte de un organismo, se “traga” el momento, percibe su gusto y define si esto le aprovecha o no, si seguirá comiendo eso o dejará de hacerlo. Es la corteza, esa delgada capa de pintura lógica, la que teje antes o después la trama simbólica que fija, que ancla la experiencia.

Pobre de aquel que en lugar de comerse el evento, se limita a inferir y especular su sabor; eso equivaldría a conformarse leyendo la etiqueta de un vino cuyo “bouquet es profundo y aterciopelado” en lugar beberse una copa…

 

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