Se rompe, se desata, cae
Es difícil comer
frente a quien tiene hambre
y no tiene qué llevarse a la boca.
Y es difícil vivir
frente a quien murió,
cuando la muerte aún deja
el remolino de su brisa luego de pasar:
da vergüenza seguir allí.
En el primer caso
uno puede dejar de comer
y ofrecer su comida al otro.
En el segundo, dejar la vida
es matar al primero por segunda vez.
Vivir para que el otro, el nuestro,
no muera.
Ofrecernos como teatro de su representación.
Pero algo se rompe, se desata,
se escurre, se funde, cae,
se desmorona, se echa a correr barranca abajo…
y no sé qué es ni hasta dónde llegará…
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