La mente del arquitecto
Estoy ahora mismo -cierto que más lentamente de lo que me gustaría- desarrollando un proyecto llamado Bypass Bazaar, que consiste en la creación de un framework creativo.
Uno de los objetivos del mismo es reflexionar sobre los procesos de ideación y sobre cómo desplegar una contra-ingeniería de nuestra innata capacidad de reconocer (y repetir) patrones.
Una de las estrategias creativas que estoy intentando diseñar a nivel de figura, de paradigma, es una que nos permita pensar con el cerebro de otro, de por ejemplo un médico, un cocinero o un músico.
Una de las primeras aplicaciones que quiero producir es aquella que nos permita pensar como un arquitecto.
Siempre me gustó cómo piensan los arquitectos, cómo arriban en poquísimos pasos a ideas tan interesantes como las que suelen manejar en sus proyectos.
Y a la hora de aislar, de caracterizar esa forma de pensamiento, caí en la cuenta de que un posible origen de la misma sea el propio carácter abstracto de su principal materia: el espacio.
La pieza de arquitectura gira en torno de la idea y de la existencia del espacio: lo crea, lo organiza, lo significa, lo multiplica, lo reduce, lo elimina.
El arquitecto da su primer paso en un estamento intelectual, ya su primer ladrillo es abstracto, mientras que otros diseñadores comienzan habitualmente con cosas tangibles, como formas, objetos, colores, etc.
La mente del arquitecto es sutil, es similar a la del hombre que imaginó el número cero, ese número diseñado para contar lo que no hay, tan similar a la distribución de un espacio vacío…
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