exterior e identidad

Es verdaderamente paradógico, pero a pesar del gran condicionamiento que todos sufrimos en la calle, a pesar de su potencia y de su ubicuidad, éste permanece casi tácito, prácticamente invisible a los ojos de todos.

Me refiero a que en la calle, como en los espacios públicos en general, todos experimentamos una suerte de identidad reducida; somos sencillamente nadie para la enorme mayoría, y la enorme mayoría es nadie para nosotros.

Este profundo anonimato que experimentamos en el exterior urbano, nos condiciona enormemente a la hora de interactuar con otros; para comunicar es preciso, antes que nada, ser “alguien” y en la calle, por consenso somos “nadie”.

Esto es así porque la calle (desde una óptica semiótica el “medio exterior”), se basa en bloques genéricos de significados: calles transitadas por todos y por nadie, edificios en su enorme mayoría ajenos, comunicaciones siempre monolécticas… La calle es el lugar por excelencia de la masa y todos sabemos que masa e identidad personal son antónimos.

Esta realidad que nos hace “ser menos nosotros” en la calle, es uno de los efectos que pude comprobar al lanzar offline commenting en Madrid.

offline commenting es más que un proyecto un experimento, es la simple posibilidad de hacer comentarios fuera del medio online, fuera del medio digital; es poder decir qué pensamos, qué opinión tenemos sobre algo que está en el plano físico no mediático y generalmente en un espacio público. Se hace efectiva con unos stickers adheridos sobre el objeto del que se comentará más tarde y que invitan a escribir de puño y letra un comentario.

La reacción primera -y es cierto que cualquier conclusión es más que preliminar puesto que esto tiene apenas unas semanas- es la de arrancar los stickers de los carteles de publicidad.

El hielo de pasar de ser nadie, de pasar de ser alguien sin opinión a ser alguien con identidad -como apuntara antes, para comentar algo es preciso ser alguien primero- es mucho más difícil de romper que lo que pensaba al principio.

Las primeras participaciones (unas en San Francisco, otra en Madrid) fueron hechas en ámbitos privados y con finalidad auto-expositiva (finalidad prevista desde el inicio del experimento).

Será muy importante ver el desarrollo que va teniendo offline commenting en las siguientes semanas para ir construyendo de a poco una evolución de cómo es posible iniciar el diálogo en un medio que ha tenido siempre al monólogo como única matriz de comunicación.

Ese hielo que debe romperse cuando queremos expresarnos en un espacio que por defecto no nos reconoce como individuos con identidad, casi siempre ha necesitado ser vencido con bastante energía:  muchas de las acciones llevadas a cabo por identidades en la calle son caratuladas como “vandalismo”.

Por ese motivo esas identidades deben auto-protegerse con el anonimato. Casos como la obra del enigmático Banksy -y el graffiti en general- y en cierto aspecto la más sofisticada gestión de identidad colectiva de Luther Blisset son ejemplos claros de que la presión “silenciosa y silenciante” existen.

No me canso de decirlo porque creo que tenemos, como ciudadanos, muchísimo por ganar: debemos pensar cómo transformar la calle de espacio público a medio social…

 

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