La importancia de desaprender

A veces pienso en el último día de mi vida, y en cómo -de ser en ese día consciente de que será el último- , reflexionaré sobre todo lo que no hice, sobre todo aquello que no llegué a aprender.
Cuando se es adicto a las feromonas del Mundo (lo que suele llamarse curiosidad), uno se enfoca más en lo quiere saber y no sabe que en lo que sabe y quiere dejar de saber.
Y reflexionando sobre esto, me doy cuenta que tan importante como aprender algo nuevo, lo es el desaprender algo viejo. Incluso puede que sea a veces mucho más trascendente.
En este tiempo transicional que me está tocando vivir (aunque, ¿qué tiempo no lo fue?), muchas veces me siento más cómodo definiéndome a partir de lo desaprendido que de lo que aprendí.
Me satisface más pensarme no machista (o no tanto, o menos), no capacitista, no racista, no prejuicioso frente a identidades sexuales distintas a la mía, que alguien interesado por tal o cual cosa, que estudia o que lee sobre algo.
Y es que lo primero me demanda desaprender lo que mis padres, mi colegio y mi cultura tuvieron la irresponsabilidad y hasta la maldad de transmitirme e incluso de inculcarme, mientras que lo segundo se trata muchas veces de cosas bastante más leves.

Siempre es mucho más difícil limpiarse una vieja mancha que adquirir una nueva.

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