Por defecto o por diseño
Todo proyecto combina, de manera inevitable, dos tipos de elementos de base, es decir, aquellos elementos que componen los cimientos sobre los que se construye dicho proyecto.
Estos dos tipos son: los elementos que se asumen por defecto y los que se asumen por diseño.
Asumir algo por defecto implica no someter eso a una reflexión detallada. Se sobreentiende, se asume, se da por bueno el precepto sin considerarlo detenidamente.
Asumir algo por diseño habla de una revisión puntillista de ese elemento: no se está aceptando “porque es obvio que es correcto” o porque “todo el mundo lo hace y se acostumbra”, sino porque luego de analizarlo se concluye que es apropiada su inclusión en el proyecto.
Es importante no considerar que existe una correspondencia exacta entre los elementos por defecto y el continuismo por un lado, y los elementos por diseño y el rupturismo o la originalidad por el otro.
Si bien es más fácil ser continuista asumiendo cosas por defecto y se está más cerca de la originalidad con -o hasta es un requisito insalvable- la asunción de elementos por diseño, lo cierto es que pueden existir muchísimas excepciones: asumir por defecto actitudes de vanguardia o asumir por diseño actitudes conservadoras.
En lo que sí impacta de forma directa y estable utilizar un tipo u otro de elemento, es en la tasa de solidez del proyecto en cuestión.
Cuantos más elementos cuya aceptación no haya sido mediada por la reflexión tengamos (elementos por defecto), menos sólido será nuestro proyecto.
Esto es así porque al no haber revisado a fondo esos elementos basales, no tendremos todas las respuestas a todas las preguntas: sólo las supondremos en el mejor de los casos.
Inversamente, cuantos más elementos hayamos incluido luego del filtro de la reflexión, más sólida será la construcción de nuestro proyecto.
Cerrando, al principio decía todo proyecto combina “de manera inevitable” estos dos tipos de elementos.
¿Por qué no puede evitarse, por ejemplo, la inclusión de algún elemento por defecto?
Sencillamente porque no podemos revisarlo y repensarlo todo: en algún punto deberemos asumir algo por defecto (leyes naturales, la lengua en la que pensamos el proyecto, la cultura contextual), porque de lo contrario crear un nuevo proyecto, implicaría siempre crear primero el universo que le dará domicilio.
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