La creación de la realidad
Siento ahora mismo 3 necesidades:
1. aclarar que esto no tiene nada que ver con aquellos magníficos primeros 7 días del Universo, ni con Dios ni con su polémica obra (a propósito: ¿por qué se escribe Dios con mayúscula?, ¿es su nombre propio además de su oficio?)
2. pedir disculpas por volver a decir -lo verán en apenas un par de líneas más- que la realidad es ilegible, y
3. seguir escribiendo sobre este tema; lo que pasa es que estoy metido en un proyecto que involucra la emulación de contextos, y estas movidas tienen mucho que ver.
Dicho lo dicho, comienzo formalmente este pequeño artículo.
Tenemos el apremio incontrastable, insoslayable y permanente de lidiar con la realidad. La continuidad de nuestra vida nos va en ello.
Dada la inherente ininteligibilidad de la misma -hoy pensaba que no la inteligencia, pero sí la identidad es un monstruo contranatura que nos transforma en ajenos, en otra cosa que la realidad, de ahí que nos resulte tan difícil-, para lidiar con ella debemos intentar comprenderla. Para lograrlo la interpretamos.
En nuestra tarea interpretativa de la realidad, lo que hacemos es construir un modelo simbólico de la misma, un juguete, un modelo paralelo a esa realidad (paralelo en sentido figurado, puesto que ese modelo forma también parte de ella, es real), siempre parcial, esquelético, esquemático, famélico.
Todos los modelos parciales se integran en un dispositivo más general, al que llamamos cultura.
Cada parcialidad se articula en el gran modelo y toma posición relativa, creándose una estructura donde hay elementos que dependen de otros y se vinculan con el conjunto gracias a un sistema de tensiones.
La cultura es siempre total, completa, en relación a los modelos parciales que fagocita*, pero siempre es parcial** frente a la realidad, que la comprende y la excede.
Sólo entendemos y hasta llegamos a experimentar la realidad mediante la cultura (pero ojo, no confundamos una con otra, porque de lo contrario terminaremos creyendo en Dios, en los insultos y en la respetabilidad de los primeros ministros).
Si todo esto que digo les parece más o menos aceptable, lo será también el pensamiento que dice que la idea de creación de la realidad no es tan distinta a la de expresión de la realidad como podría parecer.
Definir si la realidad puede sólo expresarse o puede generarse, es más bien una declaración actitudinal y de creencias, que algo que pueda efectivamente diferenciarse: en la práctica, la expresión de la realidad implica la creación de un modelo de ella, y al integrarse este artefacto en la cultura y entender nosotros la realidad gracias a esta última, al expresar la realidad, la estamos creando.
* La intención de la cultura es universal; pretende representarlo todo, explicarlo todo: frente a lo inexplicable, la cultura siempre inventa algo o se siente sumamente incómoda.
Esta universalidad de la cultura es equivalente a la pretensión de las lenguas naturales de poder decirlo todo.
** Es la parcialidad de la cultura frente a la realidad lo que le otorga dinamismo: al ser la realidad más grande, la cultura tiene espacio para expandirse y para moverse en el tiempo.
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