Nulo aprecio por las ideas
Lo cierto es que cada uno nace donde nace: es completamente imposible que el sujeto próximo a nacer elija dónde hacerlo.
Es una situación en todo similar a la de “ser hijo de tal madre y tal padre”, “ser sobrino de tal tío” y tener tal o cual lengua como nativa. Nada de todo esto es posible elegirlo; toca lo que toca.
Y tomamos conciencia de estos obsequios cuando ya llevamos añares conviviendo con ellos.
Hoy me puse a pensar porqué hay sitios (quiero decir países, culturas) donde es tan complejo y hasta contranatural, contraintuitivo hablar de ideas.
No me refiero a dedicarle 1 minuto y medio a “se me ocurrió una idea”, sino al espacio del trabajo conceptual, del desarrollo intelectual fuera de las vías o lugares a los que tradicionalmente se lo confina (básicamente a lo académico y relacionado con un puñado de disciplinas).
Las culturas que no desarrollan la instancia conceptual -por ejemplo en las actividades proyectuales-, consideran que hacerlo es, se exprese tan crudamente o no, una total pérdida de tiempo.
Este sustrato venenoso, estupidizante, depresor del desarrollo intelectual, emerge cotidianamente en frases como: “vamos a lo que vamos”, “si es que eso es lo que es, no hay más”, “no vamos ahora a inventar la rueda”, “no nos detendremos a averiguar el sexo de los ángeles” y un muy versionado stock de formas de eludir el pensamiento.
Para hacerla corta, si pensás que el diseño es más que el Photoshop, que la creatividad es más que la “inspirada” ocurrencia de ideas, que las dinámicas de comunicación mediática van más allá de los “10 tips”, y que todo proyecto debe anteponer el por qué y el qué al cómo, jamás desarrolles tu profesión en culturas:
A. Muy religiosas (aunque personalmente considere que sólo “religiosas” ya es “muy”, y que tal vez sean peores los “moderadamente religiosos” que los más radicales, los conceptos infraestructurales de jerarquía, de “incuestionabilidad”, y hasta de falta de responsabilidad intelectual -“Dios proveerá”, entre 20 millones de locuras más- son de los peores sustratos, de los más tóxicos y estériles para el desarrollo intelectual)
B. Muy pragmáticas (una cosa es ser práctico y otra pragmático; la practicidad le da al desarrollo conceptual un espacio importante: es un factor decisivo a la hora de obtener resultados, que es lo busca la persona práctica. El pragmatismo, en cambio, hace el bypass de la idea para aterrizar directamente en la cosa final: hay culturas que aprecian a la cosa muchísimo más que a la idea que la engendró -suicidándose en consecuencia, ya que con esto se autoconfinan a la periferia, esperando recibir periódicamente la cosa que otro le traerá-)
C. Con muy buen clima (sé que esto parecerá un delirio si no se lo contempla reflexivamente, pero las culturas que han nacido en lugares de climas y geografías clementes, bondadosos, tienden a despreciar la previsión -originalmente no la necesitaron o la necesitaron menos-, que es una forma primitiva del desarrollo conceptual. Si “la vida es más o menos fácil”, se termina imponiendo el continuismo de vivir de la Naturaleza pródiga, y es menos imperioso usar la cabeza)
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