el gran BULLSHIT en los social media
Publiqué esto hace casi 1 año, pero cada día que entro en contacto con el buzz que genera la temática de los social media, vuelvo a recordarlo.
Realmente no puedo creer que exista tal cantidad de gente propalando tal cantidad de falsedades, de piezas infantiles, mágicas, exclusivamente declarativas, autoproclamándose expertos y gurús y un larguísimo y desagradable etcétera.
Como quien enfrenta a la grasa armado con detergente, vuelvo a publicar esto…
Los medios masivos son los medios de las sociedades de masas.
Quienes trabajan en ellos piensan en términos de audiencias, de cobertura, de públicos; jamás en personas individuales con nombres y caras y vidas únicas.
Para poder hablarle a 1 millón de tipos, es necesario basarse en la idea del hombre simbólico; ese retrato-robot que representa a todos a quienes dirigimos el mensaje masivo.
Ese hombre simbólico, que no existe, que es una entelequia, por parecerse al millón de individuos que conforma una audiencia, no se parece demasiado a ninguno de ellos en particular.
Lo que terminamos haciendo es hablarle a una masa indeterminada, sin mirar a los ojos a nadie.
Los medios sociales son los medios de las sociedades donde el individuo cobra mayor protagonismo.
Quienes trabajan en ellos no pueden -aunque quieran- pensar en términos de audiencias, de cobertura ni de públicos; piensan en términos de individuos.
Como la idea del hombre simbólico no es pertinente en este entorno, a quienes nos dirigimos son a personas con nombres, caras y vidas únicas.
En estos medios el vínculo con el otro, con cada uno de los otros, está por encima del número de usuarios que logre congregar, ya que estructuralmente no puedo pensar en términos de cobertura.
Esto hace de los medios sociales, medios esencialmente cualitativos frente a los medios masivos, básicamente cuantitativos.
Puedo hablarle a una masa de 600.000 personas de una sola vez, y por consiguiente, contarles lo mismo de la misma forma.
No puedo utilizar el mismo discurso con Carlos, de 65 años, residente en Madrid y retirado, que con Roberto, de 65 años, residente en Madrid y también retirado, porque Carlos odia que me acerque a presentarle un producto con autosuficiencia, mientras que Roberto siente que si lo hago de esta forma es porque éste es más valioso y lo aprecia.
La diferencia entre Carlos y Roberto es que son personas diferentes, con sus propios nombres, sus propias caras, sus propias vidas. Y cuando hablo con ellos, los miro a los ojos.
Pensar que hay “6 principios que harán de tu blog un referente” es una total imbecilidad.
¿Si mi “blog” habla de perros, se beneficia de los mismos principios que si trata de una corriente de la historiografía, de lanzamientos de video games o del nacimiento de mi hijo?
Si tu respuesta es “sí”, te sugiero releer las líneas precedentes.
En social media los únicos consejos posibles son o super generales o super específicos; todo lo que esté en medio, es una pérdida de tiempo.
Creer que 1 millón de followers representa SIEMPRE el éxito de mi estrategia en medios sociales, es otra total imbecilidad.
No sólo por centrarse en el aspecto cuantitativo (un grafo social no es una cantidad de nodos, es una estructura de vínculos), sino porque aún así es una falacia.
Si el total de personas a quienes interesa mi marca es de 1 millón, y mucho más importante que esto, es ESE millón, entonces este número representará un éxito.
Si en cambio las personas interesadas en mi marca son 100 millones en ese entorno, ese millón será un fracaso. Si los interesados son 1 millón, pero OTRO millón de personas y no ese, de nuevo, será un fracaso.
Y si quienes están comprometidos con mi marca son sólo 500.000 y tengo 1 millón de followers (dentro de los cuales hay 500.000 por motivos absolutamente ajenos a mi marca), una vez más, he fracasado estratégicamente.
El éxito único no existe en ningún ámbito, y menos en social media donde no existen las recetas universales. Cuando alguien te diga “cómo tener éxito” sin contemplar tu caso específico, eso que te diga, no valdrá nada.
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