El día del Bypass

Alexander Calder – Calder’s Circus (1926 – 1931)

El pasado 31 de enero festejamos en casa el día del Bypass Bazaar.
El ByBa (tal el nombre corto que recibe uno de los proyectos permanentes de mi vida, en este caso el dedicado al desarrollo de la ideación), recibió aleatoriamente este día el año pasado, cuando me decidí a vivir un calendario salpicado de efemérides lúdicas de ahí en adelante.
Lo que se debe hacer en el día del Bypass Bazaar, es desarrollar una nueva figura de la ideación, es decir, una nueva máquina, un nuevo dispositivo o juego de generación de ideas. De más está decir que esta actividad está abierta para el resto de los días del año, pero cada 31 de enero se recomienda más enfáticamente hacerlo.
Así, en este nuevo aniversario nació la “9 to 5 Adam”, que es una figura o un juego que nos pregunta cuál creemos que es el nombre de una palabra.
Como acostumbramos a ponerle nombres a cosas, procesos, lugares, animales, plantas, órganos, actitudes y demás piezas de la realidad, es un gran ejercicio ideacional (“creativo” para ser más claro aunque inexacto), ponerle nombre a un nombre.
Y no me refiero a algo como poner nombre de categoría o lo que sea relativo al metalenguaje a una palabra (como lo sería “sustantivo” para “flor”), sino que de tener la palabra flor un pasaporte, qué nombre figuraría en éste.Inténtenlo con cualquier palabra y verán que es un pasatiempo la mar de interesante.
¿Por qué “9 to 5 Adam”? Porque Dios le dio ese trabajo a Adán al principio de los tiempos; el Creador ya había hecho casi todo (luz, universo, ortigas, hormigas, orzuelos, granizo, maldad, esquizofrenia…), y al verlo al otro bastante ocioso le dijo: “al menos ponele nombre a las cosas, hacé algo”.

La anécdota que quiero contarles alrededor de esta 9 to 5 Adam, tiene que ver con cuando se la presenté a Clodyn. Le conté en qué consistía el juego, y ella me dijo: ‘¿ponerle nombre a una palabra?, ¿cómo cuál por ejemplo?’, ‘por ejemplo ponele nombre a la palabra “dos”’, le dije.
Clodyn, casi instantáneamente me respondió: “Don Dos”, lo que me fracturó felizmente el cerebro y no pudimos más que ponernos a reír con ganas.La verdad es que su respuesta fue más que brillante; mi camino para ponerle nombre a una palabra es pensar en otra palabra que nombre a la primera, imitando el proceso habitual y haciendo de la palabra a nominar, un objeto.
Lo que hizo Clodyn fue elevar identitariamente a la palabra dos, haciendo de algo, alguien.Añadiendo el “Don” lo hizo explícito y súper claro casi sin esfuerzo.


Por esto es tan vital jugar, por estas cosas es que vale la pena una vida lúdica: para amar la mente del otro entre muchísimas, muchísimas más cosas.
Y sí, un solo “ByBa Day” teniendo otros 364 (o mejor pensado, otros infinitos días con sus múltiples mañanas, tardes y noches por cada día), está claro que es una estupidez…

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